Supongo que todas las despedidas deben terminar con llantos, corazones quebrados, sentimientos disipados y algun que otro rechazo. Lo perfecto seria que todo acabase con una sonrisa en los labios y el recuerdo que hoy te alimenta.
Nada de eso es cierto. A no ser que tu puerta siga entreabierta esperando a que ocurra, mientras ver pasar tu vida. Si cierras la puerta, te cierras a ti misma. Cierras las compuertas de la pasión, y abres la llave de las lágrimas. Te sumerges en tu propiO mar, rodeada de todo aquello de lo que no te quieres deshacer, pero no queda otro remedio; o eso, o te ahogas.
Ahora solo queda nadar o dejarme llevar a la deriva, y por suerte, cruce un puerto en el que parar a descansar.
Sin embargo, yo hubiera seguido nadando entre esas olas que me hicieron volar y ver el cielo en el mar.
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