lunes, 13 de agosto de 2012

Oleadas.

Supongo que todas las despedidas deben terminar con llantos, corazones quebrados, sentimientos disipados y algun que otro rechazo. Lo perfecto seria que todo acabase con una sonrisa en los labios y el recuerdo  que hoy te alimenta.

 Nada de eso es cierto. A no ser que tu puerta siga entreabierta esperando a que ocurra, mientras ver pasar tu vida. Si cierras la puerta, te cierras a ti misma. Cierras las compuertas de la pasión, y abres la llave de las lágrimas. Te sumerges en tu propiO mar, rodeada de todo aquello de lo que no te quieres deshacer, pero no queda otro remedio; o eso, o te ahogas. 

Ahora solo queda nadar o dejarme llevar a la deriva, y por suerte, cruce un puerto en el que parar a descansar.

Sin embargo, yo hubiera seguido nadando entre esas olas que me hicieron volar y ver el cielo en el mar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario