jueves, 13 de diciembre de 2012

Se despierta, abatida de soñar, en mitad del silencio. Y digo soñar, porque las pesadillas tambien son sueños. Extiende la mano buscando un resquicio de pelos de punta, un milimetro de piel que sentir.
Huele la almohada, respirando el espacio de más de esta cama, la falta de tu perfume.

Todo esta cerrado. En la puerta de salidas de emergencia, ya solo hay un muro. Tu emergencia fue volar; la mía, que me salieran alas. Y encerrada en este cuarto, mi cielo es el techo. Y encerrada en tu quimera, tu techo está en el suelo.

Lo esencial, dicen, es invisible a los ojos. Cuando arañes toda la superficie de realidades pobres y te encuentres con mi esencia, ya se abrá marchitado para tí. Es demasiado el tiempo que ha estado allí sin oxígeno; es increible como ha podido sobrevivir sin luz solo para que tú la vieras.


Dile al olvido que te recuerde su dirección. Guárdala, en tu mente, en tu pecho. Te lo pondré fácil, seré invisible. Porque tú no me veias, no me ves, no me verás.

Ahora duerme. Y sueña. Nunca dejes de soñar.

 



 

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