Hay piedras en nuestro camino que se repiten; se supone que debes saber qué hacer para no tropezar con ellas. El problema, empieza cuando crees en la piedra, y en el instante en el que estas a punto de caer, piensas que va a salvarte.
No nos engañemos. Las piedras rebotan contra el agua, pero no salvan corazones.
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