No se dónde está la linea que separa la percepción de nuestros sentidos
con la realidad. Ni por qué las cosas suceden cuando no quieres que
suceda nada, o cuando te encantaría que un huracán volviera a cambiar el
rumbo de tu vida.. y solo pasa el tiempo, mientras contemplas ese reloj
oxidado, con las manecillas pidiendo una razón por la que seguir
llevando el compás de esta vida sinsentido.
Hoy me he preguntado a mi misma por qué escribo, en vez de llorar,
romper platos, ampliar dosis de nicotina o simplemente guardar silencio.
Escribo porque no se hacia donde se dirigen los sentimientos ni los
pensamientos de ayer. Porque mientras encuentro la fórmula de la
eternidad de los momentos, las palabras son las que encadenan mi ayer y
lo hacen tangible. Me enseñan a contemplar la razón y la sinrazón desde
el exterior.
Escribo porque hay miles de cosas maravillosas en el mundo que están
esperando a ser descritas, como el sonido de la lluvia en el alféizar de
mi ventana, que hoy, se ha convertido en mi más fiel inspirador.
Mundo, no dejes de regalarme algo nuevo cada día. Yo escribiré tu legado
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