jueves, 10 de enero de 2013

Noches.

No se si eras consciente de que tu sonrisa enciende mundos, o lo supiste cuando me encontraste a oscuras. No se por qué tus labios me saben a cielo y desde entonces salto mucho más alto. O si creo en las causalidades desde que me dijiste que todo pasa por algo.

No se si lo sabes, pero me salvas cada día.

Me anestesias las cicatrices, me vuelvo amnésica a los recuerdos. No eres un clavo, ni una media naranja, ni una flecha de cupido. Eres tú, qué mejor que eso. Tú, con tu propio mundo y dentro de él, tú eres tu propio sol. Brillas con luz propia.

Solo hay que ver tu sonrisa.
Si, de nuevo tu sonrisa; las cosas grandes hay que nombrarlas como mínimo dos veces.
Una para observarla, y otra para besarla.
Besar todos y cada uno de los huecos por donde se escapan tus suspiros. Besar tus silencios, lamer tus heridas, acariciar las esquinas de tu cuerpo, esos lugares por donde nadie ha estado. Y perderme, y no encontrarme hasta mañana. Quedarme a vivir en tu cuerpo, sin equipaje. Me lo dejé con la ropa, y fuera de esta cama no hay nada que me interese.

El mundo está demasiado lejos y yo muy dentro de tí.


Hay un enorme precipicio fuera de esto, y a mí siempre me han dado miedo las alturas. Voy con los ojos cerrados, y salto, sin pensar, y cuando los abro, tu agarras mi mano. Y mi mano agarra la tuya, y tus dedos me parecen la forma más bonita de acabarse tu cuerpo.
Y te queda tan bien la expresión de tu rostro con el sonido de tu voz, que me parece música. Y me quedo embobada, escuchándo todos tus sueños y metiendolos en mi lámpara particular, para estudiarmelos todas las noches por si algún dia me retas y quieres cumplirlos conmigo.

Puede que esta noche me siente a contarte los lunares, y darle envidia a todas las constelaciones que me observan desde la ventana. Y la Luna tendrá celos, porque ahora te miro a tí. Si no me canso de mirarte es porque descubro algo nuevo cada día. Eres un libro que no tiene páginas, porque no tiene fin, y yo me siento a leerte entre líneas, inventando cualquier trama para colarme entre tus esdrújulas, hacer llano tu camino y agudos tus deseos por tocar el cielo.

Y si quieres, pasamos de los acentos, e inventamos nuestros propio lenguaje.

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